No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre

Viernes de la II semana de Adviento

Mt 11,16-19

16 ¿A quién compararé esta generación? Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:17 “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”. 18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. 19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista

Jueves de la II semana de Adviento.

Mt 11,11-15

11 En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. 12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. 13 Los Profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; 14 él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo. 15 El que tenga oídos, que oiga.

Venid a mí todos los que estáis cansados

Miércoles de la II semana de Adviento.

Mt 11,28-30

28 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. 29 Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas.30 Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños

Martes de la II semana de Adviento

Mt 18,12-14

12 ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? 13 Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. 14 Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños.

Preparar el camino al Señor

«Preparar el camino al Señor» Así Juan Bautista cogiendo un oráculo de Isaías, nos invita a vivir, aquí y ahora este Adviento. La Iglesia, como Juan Bautista, nos ofrece la invitación a vivir en el hoy de nuestra vida, la invitación a acoger la Palabra de Dios, que nos llama a preparar nuestro corazón, nuestra vida a la Venida del Señor. Hagamos silencio, busquemos momentos de desierto, de oración, de encuentro con el Señor, para que nos ilumine y descubramos qué tenemos que abajar, qué podemos elevar, qué hemos de enderezar.
Adelante con esta segunda semana de Adviento, semana de conversión para preparar una «digna morada» en nuestro corazón al Señor.
Un abrazo fraternal,
Que Dios os bendiga, PAblo el cura

Hoy hemos visto maravillas

Lunes de la II semana de Adviento Lc 5,17-26 17 Un día estaba él enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones. 18 En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. 19 No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. 20 Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados». 21 Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?». 22 Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: 23 «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? 24 Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla, vete a tu casa”».25 Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. 26 El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».