31-10 San Alonso Rodríguez

San Epímaco de Pelusio, mártir
San Quintín, mártir
San Foilán, abad
San Antonino de Milán, obispo
San Wolfgango de Ratisbona, monje y obispo
Beato Cristóbal de Romagna, religioso presbítero
Beato Tomás de Florencia Bellaci, religioso
Beato Domingo Collins, religioso y mártir
San Alonso Rodríguez, religioso
Beata Irene Stefani, virgen
Beato León Nowakowski, presbítero y mártir
Beato Timoteu de Palafrugell, presbítero y mártir
Beato Gjon Pantalia, religioso y mártir
Santa María Purísima de la Cruz Salvat Romero, religiosa

No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.

Jueves de la XXX semana del tiempo ordinario, feria.

Rom 8,31b-39
Sal 108
Lc 13,31-35

31En aquella misma ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte». 32Y les dijo: «Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada. 33Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. 34¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido. Mirad, vuestra casa va a ser abandonada. 35Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».

Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Miércoles de la XXX semana del tiempo ordinario, feria.

Rom 8,26-30
Sal 12
Lc 13,22-30

22Y pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén. 23Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: 24«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. 25Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: “Señor, ábrenos”; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. 26Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. 27Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”. 28Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. 29Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 30Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

30-10 San Marcelo Centurión

San Marciano de Siracusa, obispo
San Serapión de Antioquía, obispo
Santa Eutropia, mártir
San Marcelo el centurión, mártir
Santos Claudio, Lupercio y Victorio, mártires
San Máximo de Cuma, mártir
San Germán de Capua, obispo
San Gerardo de Potenza, obispo
Beata Bienvenida Boiani, virgen
Beato Juan Slade, mártir
Beato Terencio Alberto O’Brien, obispo y mártir
San Ángel de Acri, religioso presbítero
Beato Juan Miguel Langevin, presbítero y mártir
Beato Alejo Zarycky, presbítero y mártir

El grano creció y se hizo un árbol.

Martes de la XXX semana del tiempo ordinario, feria.

Rom 8,18-25
Sal 125
Lc 13,18-21

18Decía, pues: «¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé? 19Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas». 20Y dijo de nuevo: «¿A qué compararé el reino de Dios? 21Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».

Escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles.

Lunes de la XXX semana del tiempo ordinario. Santos Simón y Judas, apóstoles, fiesta.

Fiesta de san Simón y san Judas, apóstoles, el primero apellidado Cananeo o Zelotas, y el segundo, hijo de Santiago, llamado Tadeo, el cual, en la última Cena preguntó al Señor acerca de su manifestación, recibiendo esta respuesta: «El que me ame, observará mi palabra, y el Padre mío lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra mansión en él».

Ef 2,19-22
Sal 18
Lc 6,12-19

12En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios. 13Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: 14Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, 15Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; 16Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. 17Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. 18Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, 19y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

28-10 San Judas Tadeo y san Simón, apóstoles

Santos Simón y Judas, apóstoles
San Ferrucio, mártir
San Fidel de Como, mártir
Santos Vicente, Sabina y Cristeta, mártires
San Ginés de Thiers, mártir
San Salvio de Amiens, obispo
San Farón de Meaux, obispo
San Germán, abad
Santos Francisco Serrano, Joaquín Royo, Juan Alcober y Francisco Díaz del Rincón, mártires
San Juan Dat, presbítero y mártir
San Rodrigo Aguilar Alemán, presbítero y mártir
Beato Salvador Damián Enguix Garés, mártir
Beato José Ruiz Bruixola, presbítero y mártir

El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.

Domingo XXX del tiempo ordinario, solemnidad.

Eclo 35,12-14.16-19a
Sal 33
2 Tim 4,6-8.16-18
Lc 18,9-14

9Dijo también esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás: 10«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. 11El fariseo, erguido, oraba así en su interior: “¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. 12Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”. 13El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”. 14Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».