No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.

Jueves de la XXX semana del tiempo ordinario, feria.

Rom 8,31b-39
Sal 108
Lc 13,31-35

31En aquella misma ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte». 32Y les dijo: «Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada. 33Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. 34¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido. Mirad, vuestra casa va a ser abandonada. 35Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».

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