Toda carne verá la salvación de Dios

II domingo de Adviento Lc 3,1-6 Lc3 1 En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio tetrarca de Abilene,2 bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. 3 Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados,4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Voz del que grita en el desierto: | Preparad el camino del Señor, | allanad sus senderos; 5 los valles serán rellenados, | los montes y colinas serán rebajados; | lo torcido será enderezado, | lo escabroso será camino llano. 6 Y toda carne verá la salvación de Dios».  

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

La Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María

Lc 1,26-38

26 En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. 29 Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31 Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 34 Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». 35 El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 36 También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, 37 porque para Dios nada hay imposible». 38 María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.

Jesús cura a dos ciegos que creen en él

Viernes de la I semana de Adviento

Mt 9,27-31

27 Cuando Jesús salía de allí, dos ciegos lo seguían gritando: «Ten compasión de nosotros, hijo de David». 28 Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo: «¿Creéis que puedo hacerlo?». Contestaron: «Sí, Señor». 29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe». 30 Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuidado con que lo sepa alguien!». 31 Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

El que hace la voluntad del Padre entrará en el reino de los cielos

Jueves de la I semana de Adviento

Mt 7,21.24-27

21 No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

24 El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. 25 Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

26 El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. 27 Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Jesús cura a muchos y multiplica los panes

Miércoles de la I semana de Adviento

Mt 15,29-37

29 Desde allí Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él. 30 Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies y él los curaba. 31 La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.

32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». 33 Los discípulos le dijeron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». 34 Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron: «Siete y algunos peces». 35 Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. 36 Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. 37 Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.