Presentación de la Bienaventurada Virgen María
Miércoles de la XXXIII semana del tiempo ordinario
Lc 19,11-28
11 Mientras ellos escuchaban todo esto, añadió una parábola, porque él estaba cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida. 12 Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. 13 Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles: “Negociad mientras vuelvo”. 14 Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo: “No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros”. 15 Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
16 El primero se presentó y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez”. 17 Él le dijo: “Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”. 18 El segundo llegó y dijo: “Tu mina, señor, ha rendido cinco”. 19 A ese le dijo también: “Pues toma tú el mando de cinco ciudades”. 20 El otro llegó y dijo: “Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, 21 porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”. 22 Él le dijo: “Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? 23 Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”. 24 Entonces dijo a los presentes: “Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas”. 25 Le dijeron: “Señor, ya tiene diez minas”. 26 “Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. 27 Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”».
28 Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.