El Verbo se hizo carne

Lunes, día VII de la Octava de la Natividad del Señor

Jn 1,1-18

Jn11 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

2 Él estaba en el principio junto a Dios.

3 Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

5 Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

6 Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:

7 este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

8 No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

9 El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

10 En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

11 Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.

12 Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

13 Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, | ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

14 Y el Verbo se hizo carne y habi-tó entre nosotros, y hemos contem-plado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

15 Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

16 Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

17 Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.

18 A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los maestros

Domingo de la Sagrada Familia: Jesús, María y José

Lc 2,41-52

41 Sus padres solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua. 42 Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre 43 y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. 44 Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; 45 al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo. 46 Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47 Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. 48 Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados». 49 Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?». 50 Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. 51 Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todo esto en su corazón. 52 Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Luz para alumbrar a las naciones

Sábado, día V de la Octava de la Natividad del Señor

Lc 2,22-35

22 Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, 23 de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», 24 y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

25 Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. 26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. 27 Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, 28 Simeón* lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

29 «Ahora, Señor, según tu promesa, | puedes dejar a tu siervo irse en paz.

30 Porque mis ojos han visto a tu Salvador,

31 a quien has presentado ante todos los pueblos:

32 luz para alumbrar a las naciones | y gloria de tu pueblo Israel».

33 Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. 34 Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:

«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción 35 —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

Herodes mató a todos los niños en Belén

Viernes, día IV de la Octava de la Natividad del Señor

Mt 2,13-18

13 Cuando ellos se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». 14 José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto 15 y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». 16 Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. 17 Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías:

18 «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven».

El otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro

Jueves, día III de la Octava de la Natividad del Señor

Jn 20,1a.2-8

Jn20 1 El primer día de la semana, María la Magdalena /…/ 2 echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». 3 Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. 4 Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; 5 e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró. 6 Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos 7 y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

 

No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre

Miércoles, día II de la Octava de la Natividad del Señor

Mt 10,17-22

17 Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas 18 y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles. 19 Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, 20 porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. 21 El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.

22 Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará.

El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros

Misa de vespertina de la Vigilia de Navidad

Mt 1,1-25

Mt11Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. 2 Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. 3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, 4 Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, 5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, 6 Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, 7 Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, 8 Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, 9 Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, 10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. 12 Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, 13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, 14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, 15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; 16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. 17 Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.

18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. 19 José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. 20 Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

22 Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: 23 «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”. 24 Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

25 Y sin haberla conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús.


Misa de medianoche de Navidad, misa del Gallo

Lc 2,1-14

Lc21 Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. 2 Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. 3 Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. 4 También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, 5 para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. 6 Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto 7 y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

8 En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. 9 De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. 10 El ángel les dijo: «No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: 11 hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. 12 Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». 13 De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: 14 «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».


Misa de la aurora de Navidad

Lc 2,15-20

15 Y sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado».

16 Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 17 Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. 18 Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. 19 María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 20 Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.


Misa de Navidad

Jn 1,1-18

Jn11 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

2 Él estaba en el principio junto a Dios.

3 Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

5 Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

6 Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:

7 este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.

8 No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.

9 El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

10 En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

11 Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.

12 Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.

13 Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, | ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

14 Y el Verbo se hizo carne y habi-tó entre nosotros, y hemos contem-plado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

15 Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

16 Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

17 Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.

18 A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Nos visitará el Sol que nace de lo alto

Lunes de la IV semana de Adviento

Lc 1,67-79

67 Entonces Zacarías, su padre, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo:

68 «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, | porque ha visitado y redimido a su pueblo,

69 suscitándonos una fuerza de salvación | en la casa de David, su siervo,

70 según lo había predicho desde antiguo | por boca de sus santos profetas.

71 Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos | y de la mano de todos los que nos odian;

72 realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, | recordando su santa alianza

73 y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán para concedernos

74 que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, | le sirvamos 75 con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

76 Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, | porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,

77 anunciando a su pueblo la salvación | por el perdón de sus pecados.

78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, | nos visitará el sol que nace de lo alto,

79 para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, | para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

IV Domingo de Adviento

Lc 1,39-45

39 En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 41 Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo 42 y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? 44 Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

El Poderoso ha hecho obras grandes en mí

Sábado de la III semana de Adviento

Lc 1,46-56

46 María dijo:

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

47 se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

48 porque ha mirado la humildad de su esclava. | Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

49 porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: | su nombre es santo,

50 y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

51 Él hace proezas con su brazo: | dispersa a los soberbios de corazón,

52 derriba del trono a los poderosos | y enaltece a los humildes,

53 a los hambrientos los colma de bienes | y a los ricos los despide vacíos.

54 Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

55 —como lo había prometido a nuestros padres— | en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

56 María se quedó con ella unos tres meses y volvió a su casa.