El que recibe a quien yo envíe me recibe a mí

Jueves de la IV semana de Pascua.

Jn 13,16-20

6 En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. 17 Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. 18 No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha traicionado”. 19 Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.

20 En verdad, en verdad os digo: El que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».

Yo he venido al mundo como luz

Miércoles de la IV semana de Pascua. San Isidro Labrador, memoria obligatoria.

Jn 12,44-50

4 Jesús gritó diciendo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. 45 Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. 46 Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. 47 Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. 48 El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, esa lo juzgará en el último día. 49 Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. 50 Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido

Martes de la IV semana de Pascua. San Matías, apóstol, fiesta.

Fiesta de san Matías, apóstol, que siguió al Señor Jesús desde el bautismo de Juan hasta el día en que Cristo subió a los cielos y, por esta razón, después de la Ascensión del Señor fue puesto por los apóstoles en el lugar que había ocupado Judas, el traidor, para que, formando parte del grupo de los Doce, fuese testigo de la Resurrección.

Jn 15,9-17

9 Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

12 Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. 13 Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

Yo soy la puerta de las ovejas

Lunes de la IV semana de Pascua. Bienaventurada Virgen María de Fátima.

Jn 10,1-10

Jn101 En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; 2 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. 3 A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. 4 Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: 5 a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».

6 Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: 7 «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. 9 Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. 10 El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.

Yo doy la vida eterna a mis ovejas

IV domingo de Pascua.

Jn 10,27-30

27 Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, 28 y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre, lo que me ha dado, es mayor que todo, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. 30 Yo y el Padre somos uno».

Tú tienes palabras de vida eterna

Sábado de la III semana de Pascua.

Jn 6,60-69

60 Muchos de sus discípulos, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». 61 Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, 62 ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? 63 El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. 64 Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. 65 Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». 66 Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

67 Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». 68 Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; 69 nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

Viernes de la III semana de Cuaresma. San Juan de Ávila, presbítero y doctor de la Iglesia.

Jn 6,52-59

52 Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». 53 Entonces Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 55 Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. 57 Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. 58 Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

59 Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo

Jueves de la III semana de Pascua.

Jn 6,44-51

44 Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día. 45 Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. 47 En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.

48 Yo soy el pan de la vida. 49 Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; 50 este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. 51 Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».

Esta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna

Miércoles de la III semana de Pascua.

Jn 6,35-40

35 Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; 36 pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. 37 Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, 38 porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 39 Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. 40 Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día»

No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo

Martes de la III semana de Pascua.

Jn 6,30-35

30 Le replicaron: «¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? 31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”». 32 Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. 33 Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo». 34 Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan».

35 Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás eterna».