Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños

Martes de la XIX semana del tiempo ordinario, feria. Santos Ponciano, papa e Hipólito, presbítero, mártires, memoria libre.

Dt 31,1-8
Salmo: Dt 32,3-12
Mt 18,1-5.10.12-14

181En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?». 2Él llamó a un niño, lo puso en medio 3y dijo: «En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. 5El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí. 10Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial. 12¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? 13Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. 14Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños.

Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos del impuesto

Lunes de la XIX semana del tiempo ordinario, feria. Santa Juana Francisca de Chantal, religiosa, memoria libre. Beata Victoria Díez y Bustos de Molina, mártir, memoria libre para la Diócesis de Córdoba.

Dt 10,12-22
Sal 147
Mt 17,22-27

22Mientras recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, 23lo matarán, pero resucitará al tercer día». Ellos se pusieron muy tristes. 24Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?». 25Contestó: «Sí». Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?». 26Contestó: «A los extraños». Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. 27Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».

Lo mismo vosotros, estad preparados

Domingo de la XIX semana del tiempo ordinario, solemnidad.

Sab 18,6-9
Sal 32
Heb 11,1-2.8-19
Lc 12,32-48

32No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. 33Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. 34Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. 35Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. 36Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. 37Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo. 38Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos. 39Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa. 40Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre». 41Pedro le dijo: «Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?». 42Y el Señor dijo: «¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas? 43Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. 44En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes. 45Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, 46vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles. 47El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; 48pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos. Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá.

A quien me sirva, el Padre lo honrará

Sábado de la XVIII semana del tiempo ordinario. San Lorenzo, diácono y mártir, fiesta.

Fiesta de san Lorenzo, diácono y mártir. Que fervientemente deseososo, como cuenta san León Magno, de compartir la suerte del papa Sixto II, en su martirio, al recibir del tirano la orden de entregar los tesoros de la Iglesia, él, festivamente, le presentó a los pobres en cuyo sustento y abrigo habría gastado abundante dinero. Tres días más tarde (año 258), por la fe de Cristo venció el suplicio del fuego, y el instrumento de su martirio se convirtió en distintivo de su triunfo. Su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Campo Verano, conocido desde entonces por su nombre.

2Cor 9,6-10
Sal 111
Jn 12,24-26

24En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. 25El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. 26El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará.

¡Qué llega el esposo, salid a su encuentro!

Viernes de la XVIII semana del tiempo ordinario. Santa Teresa Benedicta de la Cruz, virgen y mártir, patrona de Europa, fiesta.

Os 2,16b.17de.21-22

Sal 44

Mt 25,1-13

251Entonces se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. 2Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. 3Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; 4en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. 5El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. 6A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. 7Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. 8Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. 9Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. 10Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. 11Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. 12Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. 13Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos

Jueves de la XVIII semana del tiempo ordinario. Santo Domingo de Guzmán, presbítero, memoria obligatoria.

Núm 20,1-13

Sal 94

Mt 16,13-23

13Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». 14Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». 15Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». 16Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». 17Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. 19Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». 20Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías. 21Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. 22Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte». 23Jesús se volvió y dijo a Pedro: «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».

Mujer, qué grande es tu fe

Miércoles de la XVIII semana del tiempo ordinario, feria. Santos Calixto II, papa y compañeros mártires, memoria libre o San Cayetano, presbítero, memoria libre.

Núm 13,1-2.25-14,1.26-29.34-35

Sal 105

Mt 15,21-28

21Jesús salió y se retiró a la región de Tiro y Sidón. 22Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo». 23Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando». 24Él les contestó: «Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel». 25Ella se acercó y se postró ante él diciendo: «Señor, ayúdame». 26Él le contestó: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». 27Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos». 28Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas». En aquel momento quedó curada su hija.

Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió

Martes de la XVIII semana del tiempo ordinario. Fiesta de la Transfiguración del Señor.

Fiesta de la Transfiguración del Señor, en la que Jesucristo, el Unigénito, el amado del Eterno Padre, manifestó su gloria ante los santos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, con el testimonio de la Ley y los Profetas, para mostrar nuestra admirable transformación por la gracia en la humildad de nuestra naturaleza asumida por Él, dando a conocer la imagen de Dios, conforme a la cual fue creado el hombre, y que corrompida en Adán, fue renovada por Cristo.

Dan 7,9-10.13-14 o bien 2 Pe 1,16-19

Sal 96

Lc 9,28b-36

Tomó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. 29Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor. 30De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, 31que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén. 32Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. 33Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía lo que decía. 34Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar en la nube. 35Y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadlo». 36Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

Alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente

Lunes de la XVIII semana del tiempo ordinario, feria o Dedicación de la Basílica de Santa María, memoria libre.

Núm 11,4b-15

Sal 80

Mt 14,13-21

13Al enterarse Jesús se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados. 14Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. 15Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida». 16Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer». 17Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces». 18Les dijo: «Traédmelos». 19Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. 20Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. 21Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

¿De quién será lo que has preparado?

XVIII domingo del tiempo ordinario.

Lc 12,13-21

13Entonces le dijo uno de la gente: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». 14Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». 15Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». 16Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. 17Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. 18Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. 19Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. 20Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. 21Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».