Nuestra Señora de la Fuensanta

Vamos a empezar a compartir desde aquí nuestra hoja parroquial, con el objetivo de compartir cada semana uno de los artículos publicados. Esperamos que sea de vuestro agrado.

Hoja Parroquial número 53. Septiembre 2019. Editorial.

La Virgen de la Fuensanta, patrona de Córdoba y patrona de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de esta ciudad, celebra este año el XXV aniversario de su coronación canónica, coincidiendo con el 75 aniversario de la fundación de la Agrupación de Hermandades y Cofradías.
La Virgen de la Fuensanta fue coronada canónicamente el 2-9-94 por el nuncio en España D. Mario Tagliaferri. Y el mismo día el Papa San Juan Pablo II la denominó patrona de Córdoba.
Nuestra Patrona se encuentra permanentemente en su Santuario, que lleva su mismo nombre, construido a mitad del siglo XV, de estilo gótico-mudéjar. El origen del Santuario hay que situarlo hacia el año 1.420.
Según la leyenda, un artesano llamado Gonzalo, que tenía a su mujer muy enferma y a su hija loca, caminando por la orilla del río, notó que se le acercaban dos bellas jóvenes y un joven también muy hermoso. Una de las jóvenes se le acercó y le dijo: “Gonzalo toma agua de aquella fuente que está bajo los árboles y dásela a tu mujer y a tu hija para que la beban y sanarán de sus enfermedades”. El pobre hombre, con su corazón lleno de esperanza pensó que aquella mujer era la Virgen María, y los patronos de Córdoba, San Asciclo y Santa Victoria. En ese momento el joven le dijo: “ Haz lo que te dice la Madre de Jesús, que mi hermana Victoria y yo somos los patronos de esta ciudad”. Gonzalo buscó entre los árboles y encontró el agua, al pie de una higuera. Llenó una vasija y dio a beber el agua a su mujer e hija, y éstas sanaron.
Muchos años después un ermitaño moribundo, fue a la Fuensanta, bebió el agua y curó. El día 8 de septiembre oyó una voz que le dijo que en el tronco de aquella higuera que crecía junto a la fuente había encerrada una imagen de la Virgen, que habían ocultados los antiguos cristianos.
La barriada de la Fuensanta celebra esta fiesta organizando su “VELÁ DE LA FUENSANTA”. Una fiesta de convivencia vecinal en torno a su Virgen. Es típico la venta de “campanitas”, que antiguamente tocaban los niños para llamar al pueblo y que se acercara a visitar a la Virgen de la Fuensanta. Así como la figura de un “caimán”, que está situada en un lateral del Santuario.
El día 8 la Virgen se traslada en procesión solemne hacia nuestra Catedral acompañada de una representación de todas las hermandades de Córdoba y la Agrupación de hermandades y Cofradías.
Para conmemorar este acontecimiento se ha decidido que Nuestra Señora de la Fuensanta visite varios templos de nuestra ciudad, entre los cuales se encuentra nuestra parroquia de San Andrés.
El miércoles, día 4, la Virgen de la Fuensanta entraba en San Andrés, siendo recibida por nuestro párroco y las juntas de gobierno de nuestras hermandades (B. Suceso y Esperanza), así como numerosos feligreses que acudieron para participar y acompañar a la Virgen. En nuestra parroquia se rezó el tercer misterio glorioso, despidiendo a la Virgen que se dirigía a la parroquia de San Francisco.
Al final: “SIEMPRE MARÍA”. Para los cristianos el nombre de MARÍA está indisolublemente unido al de su hijo JESÚS.

16-09 San Cipriano de Cartago

Santos Cornelio, papa, y Cipriano, obispo, mártires
Santa Eufemia, mártir
Santos Abundio y compañeros, mártires
Santos Víctor, Félix, Alejandro y Papías, mártires
San Prisco de Nocera, obispo y mártir
San Niniano de Galloway, obispo
Santos Rogelio y Servideo, mártires
Santa Ludmila, mártir
Santa Edita, virgen
Beato Víctor III, papa
San Vital, abad
San Martín de Finojosa, abad y obispo
Beato Ludovico Alemán, obispo
Beatos Domingo Shobioye, Miguel Timonoya y Pablo, mártires
San Juan Macías, religioso
San Andrés Kim Taegòn, presbítero y mártir
Beato Ignacio Casanovas, presbítero y mártir
Beatos Laureano Ferrer Cardet, Benito Ferrer Jordá y Bernardino Martínez Robles, religiosos mártires

Ni en Israel he encontrado tanta fe

Lunes de la XXIV semana del tiempo ordinario. Santos Cornelio, papa, y Cipriano, obispo, mártires, memoria obligatoria.

1 Tim 2,1-8
Sal 27
Lc 7,1-10

Lc71Cuando terminó de exponer todas sus enseñanzas al pueblo, entró en Cafarnaún. 2Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. 3Al oír hablar de Jesús, el centurión le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese a curar a su criado. 4Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, 5porque tiene afecto a nuestra gente y nos ha construido la sinagoga». 6Jesús se puso en camino con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; 7por eso tampoco me creí digno de venir a ti personalmente. Dilo de palabra y mi criado quedará sano. 8Porque también yo soy un hombre sometido a una autoridad y con soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; y a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». 9Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe». 10Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

15-09 Nuestra Señora de los Dolores

Memoria de Nuestra Señora de los Dolores
San Nicomedes, mártir
San Valeriano, mártir
Santos Estratón, Valerio, Macrobio y Gordiano, mártires
San Nicetas Godo, mártir
San Alpino de Lyon, obispo
San Apro de Toul, obispo
San Aicardo, abad
Santos Emilas y Jeremías, mártires
Beato Rolando de Médicis, eremita
Santa Catalina Fieschi, viuda
Beato Camilo Costanzo, presbítero y mártir
Beatos Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, mártires
Beato Antonio María Schwartz, presbítero y fundador
Beato Pascual Penadés Jornet, presbítero y mártir
Beato Ladislao Miegon, presbítero y mártir
Beato Pablo Manna, presbítero
Beato Giuseppe Puglisi, presbítero y mártir

Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta.

XXIV domingo del tiempo ordinario, solmenidad.

Éx 32,7-11.13-14
Sal 50
1 Tim 1,12-17
Lc 15,1-32

151Solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. 2Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». 3Jesús les dijo esta parábola: 4«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? 5Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; 6y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”. 7Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. 😯 ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? 9Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice: “¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”. 10Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta». 11También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; 12el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. 13No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. 14Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. 15Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. 16Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. 18Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; 19ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”. 20Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 21Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”. 22Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; 23traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, 24porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y empezaron a celebrar el banquete. 25Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, 26y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27Este le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”. 28Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. 29Entonces él respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; 30en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. 31Él le dijo: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; 32pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».

Tiene que ser elevado el Hijo del hombre.

Sábado de la XXIII semana del tiempo ordinario. Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, que al día siguiente de la dedicación de la basílica de la Resurrección, erigida sobre el Sepulcro de Cristo, es ensalzada y venerada como trofeo pascual de su victoria y signo que aparecerá en el cielo, anunciando a todos la segunda Venida.

Núm 21,4b-9 o bien Flp 2,6-11
Sal 77
Jn 3,13-17

13Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. 14Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, 15para que todo el que cree en él tenga vida eterna. 16Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

14-09 La Exaltación de la Santa Cruz

Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz
San Cornelio, papa mártir
San Cipriano de Cartago, obispo y mártir
San Materno de Colonia, obispo
San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia
San Pedro de Tarantasia, abad y obispo
San Alberto de Jerusalén, obispo y mártir
Santa Notburga, virgen
Beata María Celeste del Santísimo Salvador, virgen y fundadora
Beato Claudio Laplace, presbítero y mártir
San Gabriel Taurino Dufresse, obispo y mártir

13-09 San Juan Crisóstomo

San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia
San Julián, presbítero y mártir
Dedicación de las basílicas del monte Calvario y del Sepulcro del Señor
San Litorio de Tours, obispo
San Emiliano de Valence, obispo
San Marcelino, mártir
San Maurilio de Angers, obispo
San Amado de Remiremont, abad
San Venerio, eremita
San Amado de Sion, obispo y confesor
Beata María de Jesús López de Rivas, virgen
Beato Claudio Dumonet, presbítero y mártir
Beata Maria Luisa Prosperi, monja
Beato Aurelio María Villalón Acebrón, religioso y mártir

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?

Viernes de la XXIII semana del tiempo ordinario. San Juan Crisóstomo, obispo y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria.

1 Tim 1,1-2.12-14
Sal 15
Lc 6,39-42

39Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. 41¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? 42¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.

Jueves de la XXIII semana del tiempo ordinario, feria o Dulce Nombre de María, memoria libre.

Col 3,12-17
Sal 150
Lc 6,27-38

27En cambio, a vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, 28bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. 29Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. 30A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. 31Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. 32Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. 33Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. 34Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. 35Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. 36Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. 37No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; 38dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».