¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?

Sábado de la XXII semana del tiempo ordinario o Santa María en sábado, memoria libre.

Col 1,21-23
Sal 53
Lc 6,1-5

Lc61Un sábado, iba él caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos. 2Unos fariseos dijeron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?». 3Respondiendo Jesús, les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? 4Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él». 5Y les decía: «El Hijo del hombre es señor del sábado».

Les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán

Viernes de la XXII semana del tiempo ordinario, feria.

Col 1,15-20
Sal 99
Lc 5,33-39

33Pero ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber». 34Jesús les dijo: «¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? 35Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días». 36Les dijo también una parábola: «Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo. 37Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán. 38A vino nuevo, odres nuevos. 39Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».

06-09 San Eleuterio

San Zacarías, santo del AT
San Onesíforo, santo del NT
Santos Donaciano, Presidio, Mansueto, Germán, Fúsculo y Leto, obispos mártires
San Eleuterio, abad
San Cagnoaldo de Laon, obispo
Santa Bega, monja
San Magno de Füssen, abad
Beato Bertrando de Garrigues, religioso presbítero
Beato Diego Llorca Llopis, presbítero y mártir
Beato Pascual Torres Lloret, mártir
Beato Miguel Czartoryski, presbítero y mártir

Dejándolo todo, le siguieron

Jueves de la XXII semana del tiempo ordinario, feria.

Col 1,9-14
Sal 97
Lc 5,1-11

Lc51Una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, 2vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. 3Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. 4Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». 5Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». 6Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. 7Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. 8Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». 9Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; 10y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». 11Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

05-09 Santa Madre Teresa de Calcuta

Santos Aconto, Nono, Herculano y Taurino, mártires
San Quinto, mártir
Santos Urbano, Teodoro, Menedemo y compañeros, mártires
San Bertino, abad
San Alperto, abad
Beato Juan Bueno de Siponto, abad
Beato Guillermo Browne, mártir
Beato Florencio Dumontet de Cardaillac, presbítero y mártir
Santos Pedro Nguyen Van Tu y José Hoang Luong Canh, mártires
Santa Teresa Gonhxa Bojaxhiu, «Madre Teresa de Calcuta», virgen y fundadora

Es necesario que evangelice también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado

Miércoles de la XXII semana del tiempo ordinario, feria.

Col 1,1-8
Sal 51
Lc 4,38-44

38Al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella. 39Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles. 40Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando. 41De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían: «Tú eres el Hijo de Dios». Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. 42Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos. 43Pero él les dijo: «Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado». 44Y predicaba en las sinagogas de Judea.

04-09 San Moisés

San Moisés, santo del AT
San Marcelo, mártir
San Bonifacio I, papa
San Caletrico de Chartres, obispo
Santa Ida de Herzfeld, viuda
San Fredaldo de Mende, obispo y mártir
Santa Irmgarda, laica
Santa Rosalía, virgen
Beata Catalina Mattei, virgen
Beato Nicolás Rusca, presbítero y mártir
Beato Escipión Jerónimo Brigéat de Lambert, presbítero y mártir
Beata María de Santa Cecilia Romana Belanger, virgen
Beato José Pascual Carda Saporta, presbítero y mártir
Beato Francisco Sendra Ivars, presbítero y mártir
Beato Berardo Bleda Grau, religioso y mártir
Beato Luis Prado García, seminarista y mártir

Sé quien eres: el Santo de Dios

Martes de la XXII semana del tiempo ordinario. San Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria.

1 Tes 5,1-6.9-11
Sal 26
Lc 4,31-37

31Y bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. 32Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad. 33Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz: 34«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». 35Pero Jesús le increpó diciendo: «¡Cállate y sal de él!». Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño. 36Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí: «¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen». 37Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

03-09 San Gregorio Magno

San Gregorio I Magno, papa y doctor de la Iglesia
Santa Febe, santa del NT
Santa Basilisa, virgen y mártir
San Sandalio, mártir
San Mansueto de Toul, obispo
San Marino, diácono
San Macanisio de Connor, obispo
San Auxano, obispo
San Vitaliano de Montesarchio, obispo
San Rimagilo de Maastricht, abad y obispo
Santos Aigulfo y compañeros, monjes y mártires
San Crodogango de Séez, obispo y mártir
Beato Guala de Brescia, religioso y obispo
Beatos Bartolomé Gutiérrez y cinco compañeros, religiosos mártires
Beata Brígida de Jesús Morello, viuda y fundadora
Beatos Andrés Abel Alricy y setenta y un compañeros, mártires
Beatos Juan Bautista Bottex, Miguel María Francisco de la Gardettte y Francisco Jacinto le Livec de Trésurin, mártires
Santos Juan Pak Hu-jae y cinco compañeras, mártires

Me ha enviado a evangelizar a los pobres… Ningún profeta es aceptado en su pueblo

Lunes de la XXII semana del tiempo ordinario.

1 Tes 4,13-18
Sal 95
Lc 4,16-30

16Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. 17Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: 18«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; 19a proclamar el año de gracia del Señor». 20Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. 21Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». 22Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?». 23Pero Jesús les dijo: «Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún». 24Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. 25Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; 26sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio». 28Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos 29y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. 30Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.