Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

Martes II de adviento. Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María.

Gn 3,9-15.20
Sal 97,1.2-3ab.3c-4
Ef 1,3-6.11-12
Lc 1,26-38

Lectura del santo Evangelio según san Lucas:

26En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». 29Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. 30El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 34Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». 35El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 36También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, 37porque para Dios nada hay imposible». 38María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.

Viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados»

Lunes II de adviento. San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia, memoria obligatoria.

Is 35,1-10
Sal 84,9ab.10.11-12.13-14
Lc 5,17-26

Lectura del santo Evangelio según san Lucas:

17Un día estaba él enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones. 18En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. 19No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. 20Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados». 21Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?». 22Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: 23«¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? 24Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”». 25Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. 26El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».

Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos

Domingo II de adviento.

Is 40,1-5.9-11
Sal 84,9ab-10.11-12.13-14
2Pe 3,8-14
Mc 1,1-8

Lectura del santo Evangelio según san Marcos:

11Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 2Como está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino; 3voz del que grita en el desierto: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”»; 4se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. 5Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados. 6Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. 7Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. 8Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

Palabra del Señor.

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos

Sábado de la I semana de adviento.

Is 30,19-21.23-26
Sal 146,1-2.3-4.5-6
Mt 9,35-10,1.6-8

Lectura del santo Evangelio según san Mateo:

35Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia. 36Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». 37Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; 38rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies». 10 1Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. 5A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: 6id a las ovejas descarriadas de Israel. 7Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. 8Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis.

Palabra del Señor.

No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos

Jueves de la I semana de adviento. San Francisco Javier, presbítero, memoria obligatoria.

Is 26,1-6
Sal 117,1.8-9.19-21.25-27a
Mt 7,21.24-27

Lectura del santo Evangelio según san Mateo:

21No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 24El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. 25Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. 26El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. 27Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Siento compasión de la gente

Miércoles de la I semana de adviento.

Is 25,6-10a
Sal 22,1-3a.3b-4.5.6
Mt 15,29-37

Lectura del santo Evangelio según san Mateo:

29Desde allí Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él. 30Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies y él los curaba. 31La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel. 32Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». 33Los discípulos le dijeron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». 34Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron: «Siete y algunos peces». 35Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. 36Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. 37Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.

Palabra del Señor.

¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis!

Martes de la I semana de adviento.

Is 11,1-10
Sal 71,1-2.7-8.12-13.17
Lc 10,21-24

Lectura del santo Evangelio según san Lucas:

21En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. 22Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». 23Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! 24Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor.

¡Velad!

Domingo I de Adviento.

Is 63,16b-17,19b:64,2b-7
Sal 79,2ac.3bc,15-16,18-19
1Co 1,3-9
Mc 13,33-37

Lectura del santo Evangelio según san Marcos:

33Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. 34Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. 35Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: 36no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. 37Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».

Palabra del Señor.

Ten compasión de nosotros

Viernes de la I semana de adviento. San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, memoria libre.

Is 29,17-24
Sal 26,1.4.13-14
Mt 9,27-31

Lectura del santo Evangelio según san Mateo:

7Cuando Jesús salía de allí, dos ciegos lo seguían gritando: «Ten compasión de nosotros, hijo de David». 28Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos y Jesús les dijo: «¿Creéis que puedo hacerlo?». Contestaron: «Sí, Señor». 29Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe». 30Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuidado con que lo sepa alguien!». 31Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

Palabra del Señor.

Nos vendrá el Sol que nace de lo alto.

Martes de la IV semana de Adviento, feria.

2 Sam 7,1-5.8b-12.14a.16
Sal 88
Lc 1,67-79

67Entonces Zacarías, su padre, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo: 68«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, | porque ha visitado y redimido a su pueblo, 69suscitándonos una fuerza de salvación | en la casa de David, su siervo, 70según lo había predicho desde antiguo | por boca de sus santos profetas. 71Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos | y de la mano de todos los que nos odian; 72realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, | recordando su santa alianza 73y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán para concedernos 74que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, | le sirvamos 75con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días. 76Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, | porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, 77anunciando a su pueblo la salvación | por el perdón de sus pecados. 78Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, | nos visitará el sol que nace de lo alto, 79para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, | para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».