Alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente

Lunes de la XVIII semana del tiempo ordinario, feria o Dedicación de la Basílica de Santa María, memoria libre.

Núm 11,4b-15

Sal 80

Mt 14,13-21

13Al enterarse Jesús se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados. 14Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. 15Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida». 16Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer». 17Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces». 18Les dijo: «Traédmelos». 19Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. 20Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. 21Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

¿De quién será lo que has preparado?

XVIII domingo del tiempo ordinario.

Lc 12,13-21

13Entonces le dijo uno de la gente: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». 14Él le dijo: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». 15Y les dijo: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes». 16Y les propuso una parábola: «Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. 17Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. 18Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. 19Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”. 20Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”. 21Así es el que atesora para sí y no es rico ante Dios».

Vosotros, los que me habéis seguido, recibiréis cien veces más

Jueves de la XIV semana del tiempo ordinario. San Benito, abad, patrono de Europa, fiesta.

Mt 19,27-29

27 Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?». 28 Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti

Miércoles de la XIV semana del tiempo ordinario. Beato Nicolás María Alberca, memoria libre en la diócesis de Córdoba.

Mt 10,1-7

Mt101 Llamó a sus doce discípulos* y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia. 2 Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; 3 Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; 4 Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó. 5 A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:

«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, 6 sino id a las ovejas descarriadas de Israel. 7 Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos.

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos

Martes de la XIV semana del tiempo ordinario. Santos Agustín Zhao Rong, presbítero, y compañeros, mártires, memoria libre.

Mt 9,32-38

32 Estaban ellos todavía saliendo cuando le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. 33 Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual». 34 En cambio, los fariseos decían: «Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios». 35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

36 Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». 37 Entonces dice a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; 38 rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».

Mi hija acaba de morir, pero ven tú y vivirá

Lunes de la XIV semana del tiempo ordinario.

Mt 9,18-26

18 Mientras les decía esto, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá». 19 Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. 20 Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, 21 pensando que con solo tocarle el manto se curaría. 22 Jesús se volvió y al verla le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado». Y en aquel momento quedó curada la mujer. 23 Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, 24 dijo: «¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él. 25 Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano y ella se levantó. 26 La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

Descansará sobre ellos vuestra paz

Domingo XIV del tiempo ordinario.

Lc 10,1-12.17-20

Lc101 Después de esto, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. 2 Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. 3 ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. 4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino. 5 Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. 6 Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. 7 Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa. 8 Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, 9 curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”. 10 Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: 11 “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”. 12 Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad.

17 Los setenta y dos volvieron con alegría, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». 18 Él les dijo: «Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. 20 Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».

¿Es qué pueden guardar luto mientras el esposo está con ellos?

Sábado de la XIII semana del tiempo ordinario. Santa María Goretti, virgen y mártir, memoria libre.

Mt 9,14-17

14 Los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?». 15 Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán. 16 Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor. 17 Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan».

No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificio

Viernes de la XIII semana del tiempo ordinario. San Antonio María Zaccaria, memoria libre.

Mt 9,9-13

9 Al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. 10 Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos. 11 Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».

12 Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. 13 Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».

La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad

Jueves de la XIII semana del tiempo ordinario. Santa Isabel de Portugal, memoria libre.

Mt 9,1-8

Mt91 Subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. 2 En esto le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados te son perdonados». 3 Algunos de los escribas se dijeron: «Este blasfema». 4 Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? 5 ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? 6 Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados —entonces dice al paralítico—: “Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa”». 7 Se puso en pie y se fue a su casa. 8 Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.