En la casa de mi Padre hay muchas estancias.

Sábado de la XXX semana del tiempo ordinario. Conmemoración de los fieles difuntos.

Lm 3,17-26
Sal 129
Rm 6,3-9
Jn 14,1-6

14 1No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. 2En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. 3Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. 4Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». 5Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». 6Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.

01-11 Todos los Santos

Todos los Santos
San Cesáreo, mártir
San Benigno de Dijón, presbítero y mártir
San Austremonio de Auvernia, obispo
San Marcelo de París, obispo
San Rómulo, abad y presbítero
San Severino, monje
San Magno de Milán, obispo
San Vigor de Bayeux, obispo
San Licinio de Angers, obispo
San Maturino, presbítero
San Audomaro de Thérouanne, monje y obispo
Beato Rainiero Aretino, religioso
Beatos Pedro Pablo Navarro, Dionisio Fujishima, Pedro Onizuka Sandayu y Clemente Kyuemon, mártires
Santos Jerónimo Hermosilla, Valentín de Berriochoa y Pedro Almató Ribeira, mártires
Beato Eudald d´Igualada, religioso y mártir
Beato Ruperto Mayer, religioso presbítero
Beato Teodoro Jorge Romzsa, obispo y mártir

Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

Viernes de la XXX semana del tiempo ordinario. Solemnidad de Todos los Santos.

Solemnidad de Todos los Santos, que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de esta festividad, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad.

Ap 7,2-4.9-14
Sal 23
1 Jn 3,1-3
Mt 5,1-12a

5 1Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; 2y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: 3«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 4Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. 5Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 6Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. 7Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 9Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 11Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. 12Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

31-10 San Alonso Rodríguez

San Epímaco de Pelusio, mártir
San Quintín, mártir
San Foilán, abad
San Antonino de Milán, obispo
San Wolfgango de Ratisbona, monje y obispo
Beato Cristóbal de Romagna, religioso presbítero
Beato Tomás de Florencia Bellaci, religioso
Beato Domingo Collins, religioso y mártir
San Alonso Rodríguez, religioso
Beata Irene Stefani, virgen
Beato León Nowakowski, presbítero y mártir
Beato Timoteu de Palafrugell, presbítero y mártir
Beato Gjon Pantalia, religioso y mártir
Santa María Purísima de la Cruz Salvat Romero, religiosa

No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.

Jueves de la XXX semana del tiempo ordinario, feria.

Rom 8,31b-39
Sal 108
Lc 13,31-35

31En aquella misma ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte». 32Y les dijo: «Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada. 33Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”. 34¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido. Mirad, vuestra casa va a ser abandonada. 35Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».

Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Miércoles de la XXX semana del tiempo ordinario, feria.

Rom 8,26-30
Sal 12
Lc 13,22-30

22Y pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén. 23Uno le preguntó: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: 24«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. 25Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: “Señor, ábrenos”; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. 26Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”. 27Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”. 28Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. 29Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 30Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

30-10 San Marcelo Centurión

San Marciano de Siracusa, obispo
San Serapión de Antioquía, obispo
Santa Eutropia, mártir
San Marcelo el centurión, mártir
Santos Claudio, Lupercio y Victorio, mártires
San Máximo de Cuma, mártir
San Germán de Capua, obispo
San Gerardo de Potenza, obispo
Beata Bienvenida Boiani, virgen
Beato Juan Slade, mártir
Beato Terencio Alberto O’Brien, obispo y mártir
San Ángel de Acri, religioso presbítero
Beato Juan Miguel Langevin, presbítero y mártir
Beato Alejo Zarycky, presbítero y mártir

El grano creció y se hizo un árbol.

Martes de la XXX semana del tiempo ordinario, feria.

Rom 8,18-25
Sal 125
Lc 13,18-21

18Decía, pues: «¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé? 19Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas». 20Y dijo de nuevo: «¿A qué compararé el reino de Dios? 21Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».

Escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles.

Lunes de la XXX semana del tiempo ordinario. Santos Simón y Judas, apóstoles, fiesta.

Fiesta de san Simón y san Judas, apóstoles, el primero apellidado Cananeo o Zelotas, y el segundo, hijo de Santiago, llamado Tadeo, el cual, en la última Cena preguntó al Señor acerca de su manifestación, recibiendo esta respuesta: «El que me ame, observará mi palabra, y el Padre mío lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra mansión en él».

Ef 2,19-22
Sal 18
Lc 6,12-19

12En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios. 13Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: 14Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, 15Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; 16Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. 17Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. 18Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, 19y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.