Y enseguida la lepra se le quitó

Viernes de la II semana de Navidad

Lc 5,12-16

12 Sucedió que, estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra; al ver a Jesús, cayendo sobre su rostro, le suplicó, diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». 13 Y extendiendo la mano, lo tocó diciendo:

«Quiero, queda limpio». Y enseguida la lepra se le quitó. 14 Y él le ordenó no comunicarlo a nadie; y le dijo: «Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación según mandó Moisés, para que les sirva de testimonio». 15 Se hablaba de él cada vez más, y acudía mucha gente a oírlo y a que los curara de sus enfermedades. 16 Él, por su parte, solía retirarse a despoblado y se entregaba a la oración.

Hoy se ha cumplido esta Escritura

Jueves de la II semana de Navidad

Lc 4,14-22a

14 Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. 15 Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

16 Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. 17 Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: 18 «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; 19 a proclamar el año de gracia del Señor». 20 Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él. 21 Y él comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír». 22 Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.

Lo vieron andar sobre el mar

Miércoles de la II semana de Navidad, memoria obligatoria de san Eulogio de Córdoba

Mc 6,45-52

45 Enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. 46 Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. 47 Llegada la noche, la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra. 48 Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo. 49 Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, 50 porque todos lo vieron y se asustaron. Pero él habló enseguida con ellos y les dijo: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo». 51 Entró en la barca con ellos y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, 52 pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada.

Al multiplicar los panes Jesús se manifiesta como profeta

Martes de la II semana de Navidad

Mc 6,34-44

34 Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

35 Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y ya es muy tarde. 36 Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer». 37 Él les replicó: «Dadles vosotros de comer».

Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?». 38 Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver». Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco y dos peces». 39 Él les mandó que la gente se recostara sobre la hierba verde en grupos. 40 Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. 41 Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. 42 Comieron todos y se saciaron, 43 y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. 44 Los que comieron eran cinco mil hombres.

Está cerca el reino de los cielos

Lunes de la II semana de Navidad, memoria de san Raimundo de Peñafort

Mt 4,12-17.23-25

12 Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. 13 Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, 14 para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:

15 «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. 16 El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló».

17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».

23 Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó. 25 Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.