No necesitan médico los sanos, sino los enfermos.

SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA.

Is 58,9b-14
Sal 85,1-2.3-4.5-6
Lc 5,27-32

27Después de esto, salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». 28Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. 29Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. 30Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». 31Jesús les respondió: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. 32No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».

Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.

VIERNES DESPUÉS DE CENIZA.

Día de abstinencia.

Is 58,1-9a
Sal 50,3-4.5-6a.18-19
Mt 9,14-15

14Los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?». 15Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.

El que pierda su vida por mi causa la salvará.

JUEVES DESPUÉS DE CENIZA.

Dt 30,15-20
Sal 1,1-2.3.4.6
Lc 9,22-25

22Porque decía: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». 23Entonces decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. 24Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. 25¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?

Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

MIÉRCOLES DE CENIZA.

Día de ayuno y abstinencia.

Día de ceniza e inicio de la muy sagrada Cuaresma: he aquí que vienen días de penitencia para la remisión de los pecados, para la salvación de las almas; he aquí el tiempo favorable, en el que se asciende a la montaña santa de la Pascua.

Jl 2,12-18
Sal 50,3-4.5-6a.12-13.14.17
2 Cor 5,20-6,2
Mt 6,1-6.16-18

Mt 6 1Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. 2Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 3Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; 4así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 5Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 6Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. 16Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. 17Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, 18para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

Para reunir a los hijos de Dios dispersos

Sábado de la V semana de Cuaresma. San Martín I, papa y mártir, conmemoración. San Hermenegildo, mártir, conmemoración.

Jn 11,45-57

45 Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. 46 Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. 47 Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. 48 Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación». 49 Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Vosotros no entendéis ni palabra; 50 no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera». 51 Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; 52 y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. 53 Y aquel día decidieron darle muerte. 54 Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.

55 Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. 56 Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?». 57 Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Intentaron detenerlo, pero se les escabulló de las manos

Viernes de la V semana de Cuaresma.

Jn 10,31-42

31 Los judíos agarraron de nuevo piedras para apedrearlo. 32 Jesús les replicó: «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?». 33 Los judíos le contestaron: «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». 34 Jesús les replicó: «¿No está escrito en vuestra ley: “Yo os digo: Sois dioses”? 35 Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, 36 a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros: “¡Blasfemas!” Porque he dicho: “Soy Hijo de Dios”? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, 38 pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre».

39 Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. 40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. 41 Muchos acudieron a él y decían: «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad».

42 Y muchos creyeron en él allí.

Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día

Jueves de la V semana de Cuaresma. San Estanislao, obispo y mártir, conmemoración.

Jn 8,51-59

51 En verdad, en verdad os digo: Quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre». 52 Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre”? 53 ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?». 54 Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: “Es nuestro Dios”, 55 aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. 56 Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría».

57 Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?». 58 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: Antes de que Abrahán existiera, yo soy».

59 Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Si el Hijo os hace libres, sois realmente libres

Miércoles de la V semana de Cuaresma.

Jn 8,31-42

31 Dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; 32 conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». 33 Le replicaron: «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?». 34 Jesús les contestó: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. 35 El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. 36 Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. 37 Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. 38 Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre». 39 Ellos replicaron: «Nuestro padre es Abrahán». Jesús les dijo: «Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. 40 Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. 41 Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre». Le replicaron: «Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios». 42 Jesús les contestó: «Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió.

Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que «Yo soy»

Martes de la V semana de Cuaresma.

Jn 8,21-30

21 De nuevo les dijo: «Yo me voy y me buscaréis, y moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros». 22 Y los judíos comentaban: «¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podéis venir vosotros”?». 23 Y él les dijo: «Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 24 Con razón os he dicho que moriréis en vuestros pecados: pues, si no creéis que “Yo soy”, moriréis en vuestros pecados». 25 Ellos le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les contestó: «Lo que os estoy diciendo desde el principio. 26 Podría decir y condenar muchas cosas en vosotros; pero el que me ha enviado es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él». 27 Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. 28 Y entonces dijo Jesús: «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, sabréis que “Yo soy”, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. 29 El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada».

30 Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él.

Yo soy la luz del mundo

Lunes de la V semana de Cuaresma.

Jn 8,12-20

12 Jesús les habló de nuevo diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». 13 Le dijeron los fariseos: «Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero». 14 Jesús les contestó: «Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. 15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; 16 y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado, el Padre; 17 y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. 18 Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre». 19 Ellos le preguntaban: «¿Dónde está tu Padre?». Jesús contestó: «Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre».

20 Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.