Genealogía de Jesucristo, hijo de David

Lunes de la III semana de Adviento

Mt 1,1-17

Mt11 Libro del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. 2 Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos. 3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zará, Fares engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, 4 Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, 5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, 6 Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, 7 Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, 8 Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, 9 Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, 10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; 11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. 12 Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, 13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, 14 Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, 15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; 16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. 17 Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.

Y nosotros, ¿qué debemos hacer?

III Domingo de Adviento «Gaudete»

Lc 3,10-18

10 La gente le preguntaba: «Entonces, ¿qué debemos hacer?». 11 Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».

12 Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:

«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?». 13 Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido».

14 Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».

15 Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, 16 Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; 17 en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga». 18 Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

 

Elías ya ha venido y no lo reconocieron

Sábado de la II semana de Adviento

Mt 17,10-13

10 Los discípulos le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?». 11 Él les contestó: «Elías vendrá y lo renovará todo. 12 Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos». 13 Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre

Viernes de la II semana de Adviento

Mt 11,16-19

16 ¿A quién compararé esta generación? Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:17 “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”. 18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. 19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”. Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista

Jueves de la II semana de Adviento.

Mt 11,11-15

11 En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. 12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. 13 Los Profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; 14 él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo. 15 El que tenga oídos, que oiga.

Venid a mí todos los que estáis cansados

Miércoles de la II semana de Adviento.

Mt 11,28-30

28 Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. 29 Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas.30 Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños

Martes de la II semana de Adviento

Mt 18,12-14

12 ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? 13 Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. 14 Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños.

Hoy hemos visto maravillas

Lunes de la II semana de Adviento Lc 5,17-26 17 Un día estaba él enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones. 18 En esto, llegaron unos hombres que traían en una camilla a un hombre paralítico y trataban de introducirlo y colocarlo delante de él. 19 No encontrando por donde introducirlo a causa del gentío, subieron a la azotea, lo descolgaron con la camilla a través de las tejas, y lo pusieron en medio, delante de Jesús. 20 Él, viendo la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados». 21 Entonces se pusieron a pensar los escribas y los fariseos: «¿Quién es este que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?». 22 Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, respondió y les dijo: 23 «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? 24 Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados —dijo al paralítico—: “A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla, vete a tu casa”».25 Y, al punto, levantándose a la vista de ellos, tomó la camilla donde había estado tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. 26 El asombro se apoderó de todos y daban gloria a Dios. Y, llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas».

Toda carne verá la salvación de Dios

II domingo de Adviento Lc 3,1-6 Lc3 1 En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanio tetrarca de Abilene,2 bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. 3 Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados,4 como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Voz del que grita en el desierto: | Preparad el camino del Señor, | allanad sus senderos; 5 los valles serán rellenados, | los montes y colinas serán rebajados; | lo torcido será enderezado, | lo escabroso será camino llano. 6 Y toda carne verá la salvación de Dios».  

Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo

La Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María

Lc 1,26-38

26 En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 28 El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. 29 Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. 31 Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin». 34 Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». 35 El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. 36 También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, 37 porque para Dios nada hay imposible». 38 María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel se retiró.