Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará

Miércoles de ceniza. Inicio del tiempo de Cuaresma.

Mt 6,1-6.16-18

Mt61 Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. 2 Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 3 Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; 4 así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

5 Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. 6 Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.

16 Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. 17 Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, 18 para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

Recibiréis en este tiempo cien veces más

Martes de la VIII semana del tiempo ordinario.

Mc 10,28-31

28 Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». 29 Jesús dijo: «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, 30 recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. 31 Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Vende lo que tienes y sígueme

Lunes de la VIII semana del tiempo ordinario. San Casimiro, memoria libre.

Mc 10,17-27

17 Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». 18 Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». 20 Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». 21 Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». 22 A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.

23 Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!». 24 Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». 26 Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». 27 Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

De lo que rebosa el corazón habla la boca

VIII domingo del tiempo ordinario

Lc 6,39-45

39 Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. 41 ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? 42 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. 43 Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; 44 por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. 45 El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.

Quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él

Sábado de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 10,13-16

13 Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. 14 Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. 15 En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él». 16 Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre

Viernes de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 10,1-12

Mc101 Y desde allí se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.

2 Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?». 3 Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?». 4 Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». 5 Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. 6 Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. 7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer 8 y serán los dos una sola carne.

De modo que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

10 En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. 11 Él les dijo: «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. 12 Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Más te vale entrar manco en la vida, que con las dos manos en la «gehenna»

Jueves de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 9,41-50

41 Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. 42 El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. 43 Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la gehenna, al fuego que no se apaga. 45 Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la gehenna. 47 Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la gehenna, 48 donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. 49 Todos serán salados a fuego. 50 Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».

El que no está contra nosotros está a favor nuestro

Miércoles de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 9,38-40

38 Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros». 39 Jesús respondió:

«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. 40 El que no está contra nosotros está a favor nuestro.

El Hijo del hombre va a ser entregado

Martes de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 9,30-37

30 Se fueron de allí y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, 31 porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará». 32 Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. 33 Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?». 34 Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. 35 Se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos». 36 Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: 37 «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».

Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe

Lunes de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 9,14-29

14 Cuando volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos. 15 Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. 16 Él les preguntó: «¿De qué discutís?». 17 Uno de la gente le contestó: «Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; 18 y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces». 19 Él, tomando la palabra, les dice: «¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo». 20 Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos. 21 Jesús preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?». Contestó él: «Desde pequeño. 22 Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos». 23 Jesús replicó: «¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe». 24 Entonces el padre del muchacho se puso a gritar: «Creo, pero ayuda mi falta de fe». 25 Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él». 26 Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto. 27 Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.

28 Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?». 29 Él les respondió: «Esta especie solo puede salir con oración».