06-12 San Nicolás de Bari

Jueves de la I semana de Adviento
Mt 7,21.24-27
21 No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
24 El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. 25 Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
26 El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. 27 Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
Miércoles de la I semana de Adviento
Mt 15,29-37
29 Desde allí Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él. 30 Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies y él los curaba. 31 La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». 33 Los discípulos le dijeron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». 34 Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron: «Siete y algunos peces». 35 Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. 36 Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. 37 Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.
Comencemos el Adviento, ante el Señor, que viene, para acoger su Presencia, y para prepararnos siempre a su Gracia y a su Vida Nueva.
Retiro en la parroquia este jueves, 6 de diciembre, a las 18:00 horas.

Martes de la I semana de Adviento
Lc 10,21-24
21 En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. 22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
23 Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis!24 Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».
«Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre» así invita Jesús a prepararnos a su Venida definitiva, y así nos invita la iglesia a vivir este nuevo Adviento.
Adviento, es siempre mirada a Jesús, que vino en Carne mortal, que quiere venir hoy y siempre con todo su Amor a nuestro corazón y quiere que lo acojamos, y que vendrá en algún momento para el Encuentro definitivo, para siempre, en la Eternidad.
Adviento nos invita a esperar y a prepararnos, estando alerta, «que no embote vuestro corazón».
Medita hoy: ¿Cómo nos vamos a preparar para este Encuentro? ¿Y para el definitivo?
Aprovechemos este Tiempo para preparar y hacer crecer el equipaje del corazón, el único que nos llevaremos cuando nos vayamos con Él para la Vida Eterna.
Feliz semana a la espera del Señor, abiertos a los demás y con tiempo para Él en la oración. ¡Feliz Adviento!
Un abrazo fraternal.
Dios os bendiga, PAblo el cura
Lunes de la I semana de Adviento
Mt 8,5-11
5 Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: 6 «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». 7 Le contestó: «Voy yo a curarlo». 8 Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. 9 Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». 10 Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. 11 Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.