Vende lo que tienes y sígueme

Lunes de la VIII semana del tiempo ordinario. San Casimiro, memoria libre.

Mc 10,17-27

17 Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». 18 Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. 19 Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». 20 Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». 21 Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». 22 A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.

23 Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!». 24 Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! 25 Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». 26 Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». 27 Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».

De lo que rebosa el corazón habla la boca

VIII domingo del tiempo ordinario

Lc 6,39-45

39 Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. 41 ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? 42 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. 43 Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; 44 por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. 45 El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.

Quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él

Sábado de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 10,13-16

13 Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. 14 Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. 15 En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él». 16 Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre

Viernes de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 10,1-12

Mc101 Y desde allí se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.

2 Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?». 3 Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?». 4 Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». 5 Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. 6 Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. 7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer 8 y serán los dos una sola carne.

De modo que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

10 En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. 11 Él les dijo: «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. 12 Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Más te vale entrar manco en la vida, que con las dos manos en la «gehenna»

Jueves de la VII semana del tiempo ordinario.

Mc 9,41-50

41 Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. 42 El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. 43 Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la gehenna, al fuego que no se apaga. 45 Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la gehenna. 47 Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la gehenna, 48 donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. 49 Todos serán salados a fuego. 50 Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».