Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos

Domingo XXXIII del tiempo ordinario

Mc 13,24-32

24 En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, 25 las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.26 Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; 27 enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.28 Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; 29 pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. 30 En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32 En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre.

Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él

Sábado de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

Lc 18,1-8

Lc18 1 Les decía una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer. 2 «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. 3 En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”. 4 Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, 5 como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”». 6 Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; 7 pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? 8 Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

El reino de Dios está en medio de vosotros

Jueves de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

Lc 17,20-25

20 Los fariseos le preguntaron: «¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?». Él les contestó: «El reino de Dios no viene aparatosamente, 21 ni dirán: “Está aquí” o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros». 22 Dijo a sus discípulos: «Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis. 23 Entonces se os dirá: “Está aquí” o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, 24 pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. 25 Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación.

¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?

Miércoles de la XXXIII semana del tiempo ordinario.

Lc 17,11-19

11 Una vez, yendo camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. 12 Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos 13 y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». 14 Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. 15 Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos 16 y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Este era un samaritano. 17 Jesús, tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? 18 ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?». 19 Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».