Navidad, el plan salvador de Dios con Cristo
«La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció». Así narra el Prólogo de san Juan que hoy leemos en el evangelio, la Presencia de Dios entre nosotros por medio de Jesús.
Dios ha proyectado todo un plan de Salvación, desde su Corazón enamorado de los hombres, por medio de su Hijo, encarnado, hecho hombre, hermano de los hombres, Luz y Vida, para que los hombres, podamos llegar a Dios, sentir a los hombres como hermanos, participar de la Vida de Dios y caminar en la Luz de la Verdad. EL proyecto de Dios es itinerario de Salvación para todos los hombres, es vocación de santidad, de plenitud, que nos lo ofrece por su Hijo, por Jesús, para que acogiéndolo en nuestras vidas, y dejándonos guiar y conducir por Él caminemos hacia la Santidad.
Está cerca el reino de los cielos.
Martes de la II semana de Navidad, feria o san Raimundo de Peñafort, presbítero, memoria libre.
1 Jn 3,22-4,6
Sal 2,7-8.10-11
Mt 4,12-17.23-25
12Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. 13Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, 14para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: 15«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. 16El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». 17Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». 23Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curó. 25Y lo seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
Domingo II después de Navidad.
Eclo 24,1-2.8-12.
Sal 147.
Ef 1,3-6.15-18.
Jn 1,1-18.
1 1En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. 2Él estaba en el principio junto a Dios. 3Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. 4En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. 5Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. 6Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: 7este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. 8No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. 9El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. 10En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. 11Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. 12Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. 13Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, | ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. 14Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. 15Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». 16Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. 17Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. 18A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Hemos encontrado al Mesías.
Sábado de la II semana de Navidad.
1 Jn 3,7-10.
Sal 97.
Jn 1,35-42.
35Al día siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos y, 36fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios». 37Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. 38Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». 39Él les dijo: «Venid y veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima. 40Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; 41encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)». 42Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».
Este es el Cordero de Dios.
Viernes de la II semana de Navidad, feria o Santísimo Nombre de Jesús, memoria libre.
1 Jn 2,29-3,6
Sal 97
Jn 1,29-34
29Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30Este es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. 31Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel». 32Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. 33Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”. 34Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».