Sábado de la II semana de Navidad
Jn 3,22-30
22 Después de esto, fue Jesús con sus discípulos a Judea, se quedó allí con ellos y bautizaba. 23 También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque había allí agua abundante; la gente acudía y se bautizaba. 24 A Juan todavía no le habían metido en la cárcel. 25 Se originó entonces una discusión entre un judío y los discípulos de Juan acerca de la purificación; 26 ellos fueron a Juan y le dijeron: «Rabí, el que estaba contigo en la otra orilla del Jordán, de quien tú has dado testimonio, ese está bautizando, y todo el mundo acude a él». 27 Contestó Juan: «Nadie puede tomarse algo para sí si no se lo dan desde el cielo. 28 Vosotros mismos sois testigos de que yo dije: “Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado delante de él”. 29 El que tiene la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada. 30 Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar.