Martes de la XXXI semana del tiempo ordinario, feria.
Flp 2,5-11
Sal 21,26b-27.28-30.31-32
Lc 14,15-24
15Uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!». 16Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; 17a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: “Venid, que ya está preparado”. 18Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: “He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor”. 19Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”. 20Otro dijo: “Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”. 21El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado: “Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. 22El criado dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”. 23Entonces el señor dijo al criado: “Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. 24Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”».